Rayden Abril de 1896 Letra
Rayden Abril de 1896 Letra
Me considero un enamorado del amor desde que nací, sí.
Porque el amor no se hace; nos hace nacer.
Me considero un enamorado de un amor
que tiene mala prensa y poca publicidad detrás,
un amor lejos de las cámaras
que tiene poco o nada que ver con "Diarios de Noa",
Telefilmes de sábados de sobremesa o
muestras artificiales de relaciones felices
que nos venden las fotos de perfil de cualquier red social...
Más que mendigar un amor de película
siempre he buscado un amor de canción
porque el amor para mí es eso;
la banda sonora que da ritmo a la película
que nos montamos cada uno llamada vida.
Las relaciones tienen complejo de canción:
Escuchas una canción,
te gusta y lo predicas a los cuatro vientos,
se la enseñas a tus amigos
mientras que ellos mascullan un
"mientras que a ti te guste a nosotros nos vale",
la pones en bucle escuchándola 500 veces cada día
hasta que te empieza a parecer un poquito repetitiva,
discutís porque siempre suena igual y es monotemática,
lo dejáis, la canción coge sus cosas, se marcha,
te defiendes ante tus amigos diciendo
que tan buena canción no era en el reproductor y…
Un día; al cabo de los meses,
la encuentras en el muro de otra persona
o aparece en tu móvil y quieres volverla a escuchar.
Así hasta que llegue una nueva canción
y vuelta a empezar.
Eso es el amor,
¿amor de película?
No; amor de canción.
Mi banda sonora empezó con la canción de cuna,
ahí comencé a amar sin saber que amaba,
a mamar de las mamas de esa mujer
que me amamantaba hasta que un buen día
de mis labios salió una melodía
que decía algo así como "Mamá".
Más tarde llegó la canción infantil,
la de los cantajuegos y juegos reunidos,
la de lo mío es tuyo y lo tuyo es mío,
la de tú la llevas, el que la tire va a por ella,
no vale a trallón,
y fue ella quien me unió a mi segundo amor,
uno de los más fieles y leales; los amigos.
Después apareció el villancico con sus luces
y toda esa gama de colores,
la canción de anuncio
con sus melodías anónimas interesadas
vendiendo remedios,
la canción de autor versando sobre mi amor propio,
el himno de mi equipo tras la volea de Zidane en la final
y la canción del verano… vacía por dentro
pero pegadiza como ella sola,
metro 65, morena y sabiendo dar en la tecla,
no paré de bailarle el agua
hasta que me fijé en su letra
y me fui con la música a otra parte,
tras ella todas las demás canciones eran malas
versiones o sangrantes plagios.
Eso es el amor,
¿amor de película?
No, amor de canción.
Amar se hace sin guión,
sin saberse la canción al pie de la letra
pero cantándola igualmente
aunque nos inventemos partes para salir del paso,
amar se vocifera a los cuatro vientos
o se tararea en voz baja para que nadie se entere.
El amor es una canción
que a veces está puesta en modo aleatorio
y sale como ella quiere
y otras está puesta en modo repeat
y por muchas veces que quieres la aguja se sale
y termina rayando el disco.
También son dos canciones que se mezclan
con diferente ritmo
hasta que se sincronizan
y se funden en una sola
convirtiéndose en un hitaco.
El amor es una canción que
cuando la escuchas a diario
puede parecer larga
hasta el punto de no saber
por qué sigues escuchándola
pero al llegar el estribillo
erizándote la piel
te das cuenta de que
merece la pena escucharla
por lo menos una vez más.
Eso es el amor,
¿amor de película?
No, amor de canción.
Y yo me considero un enamorado del amor
que odia seguir partituras o dar la nota
pero que se hace notar.
Eso es el amor;
la aguja que lo mismo te pincha
que te cose la herida.
Amor de canción…
Aunque a veces
no sea tan fácil como coser y cantar.